Tablero de animación con disco
Mi tablero de animación principal lo hice yo mismo, en Buenos Aires y me lo traje a Galicia. Comparto el proceso de construcción ¡y los planos!
Construir tableros de animación es un viaje de ida… El que tengo actualmente es el tercero que hice, y todos han sido diferentes. Tiene un disco, porque quería que fuera lo más profesional posible.
Elegí el tamaño que estimo tendrían los de Hanna-Barbera (A4-Carta), ya que no suelo dibujar en A3 puesto a que no puedo escanear luego – el tamaño de mi escaner hogareño ni sisiquiera admite hojas oficio. Por dentro lleva una luz de color cálido.
La barras, con pernos adicionales que sirven para fijar fondos panorámicos, en un principio las hice cortando cuidadosamente las reglas impresas en papel ilustración y pegándolas sobre cartón con imán; luego de preguntar en varias librerías si podían hacer este trabajo… en todas me dijeron que era imposible. No quedaron mal, no obstante, más adelante reemplacé el cartón por acrílico.
Tanto el disco como el gabinete están hechos de fibrofácil, un material parecido a la madera, aunque me encargué de unirlos con cola, no los corté yo mismo sino que fui a una casa de corte de maderas. El interior no es completamente cerrado, para darle respiración al calor de la luz. No es un disco, sino dos: el debajo tiene la abertura rectangular un poco más pequeña y así es como se produce el socavón para colocar el vidrio o acrílico. Además, el de afuera tiene algunos detalles de sujección.
Luego las pinté: el disco con acrílico, el gabinete con pintura blanca por dentro -para refractar la luz- y barniz simil madera por fuera.
Modestia aparte, quedó muy bien y en un momento hasta pensé en construir para la venta.
El color del disco lo fui cambiando: inicialmente lo había pintado de verde, unos años después de negro y hace poco lo volví a pintar de gris. Los discos de Disney eran negros, los de Hanna Barbera grises y los del IDAC verdes. El gris me está gustando. No hay necesidad de pintar tanas veces el disco, no es una parte que se desgaste.
Lo que si se deterioró con el tiempo fueron las reglas de acrílico. Eran de acrílico transparentes con papel ilustración por debajo, donde estaba la serigrafía con los centímetros. Hace poco las pinte de negro y la serigrafía la pinte con acrílico plateado. Cuando trabajas con acrílico (y con cualquier pintura diría) primero pintas el fondo, luego dejas secar bien y después pintas los detalles.
Para pintar acrílico primero tenemos que aplicar una capa de imprimación para plástico. Luego, aplicamos la pintura acrílica con un pincel de pelo suave si queremos un acabado satinado, o con un rodillo de gomaespuma si buscamos una textura más rugosa. Finalmente, una capa de barniz para proteger, me gustan los que tienen un poquito de brillo.
Aunque ahora existen opciones mucho más económicas y portátiles, los llaman «mesas de luz» y provienen de China, por lo que no sé quien querría adquirir mi mamotreto.
Luego de haber probado estas y otras opciones, creo que nada se compara a la sensación que producen los materiales nobles y la luz cálida. La diferencia está en la experiencia. Dibujar en papel es una experiencia en sí, que produce placer al dibujante y yo entiendo que un tablero portátil es muy como para dibujar, por ejemplo, cuando uno está de viaje. Aunque prefiero tener un lugar que sea mi estudio, donde las cosas siempre estén en el mismo sitio y ocupen su espacio.
Si quieres aventurarte a construir un trablero como el mío, te dejo el plano que yo mismo diseñé: